¿Sabes qué es la epigenética y por qué es tan importante para
entender la vida? En este artículo te voy a contar los últimos descubrimientos
de esta rama de la ciencia que estudia cómo el ambiente puede influir en
nuestros genes y en los de nuestros hijos.
Los genes son como instrucciones que le dicen a nuestro
cuerpo cómo funcionar y cómo desarrollarse. Pero nuestros genes no son como un
libro que se lee de principio a fin, sino que tienen unas marcas que indican
cuándo y cómo se deben leer. Estas marcas se llaman modificaciones epigenéticas
y pueden ser de varios tipos, como la metilación del ADN o la acetilación de
las histonas. Por lo tanto, no todos los genes se expresan (se activan) todo el
tiempo. Algunos se encienden o se apagan dependiendo de las condiciones del
ambiente, como la temperatura, la luz, la alimentación o el estrés. Estos
cambios en la expresión génica pueden afectar a nuestra salud, a nuestro
comportamiento y a nuestra personalidad.
La epigenética nos ayuda a entender cómo nos adaptamos al
ambiente en el que vivimos, cómo se desarrollan nuestros órganos y tejidos,
cómo envejecemos y cómo se originan algunas enfermedades. La epigenética
también nos explica por qué somos tan diferentes entre nosotros y con otros
animales, aunque tengamos un ADN muy parecido. Por ejemplo, las abejas obreras
y las reinas tienen el mismo ADN, pero son muy distintas en su aspecto y
comportamiento. Esto se debe a que las reinas se alimentan de una sustancia
llamada jalea real, que provoca cambios epigenéticos en sus genes y las hace
crecer más y vivir más tiempo.
La epigenética nos revela que nuestros genes no son
inmutables, sino que pueden cambiar según nuestras experiencias. Por ejemplo,
se ha demostrado que el estrés, la alimentación, el ejercicio o el tabaco
pueden alterar nuestras marcas epigenéticas y afectar a nuestra salud o a la de
nuestros descendientes, ya que podemos transmitir a nuestros hijos o nietos estas marcas epigenéticas que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida por
la exposición a ciertos factores ambientales. Esto no quiere decir que
cambiemos nuestro ADN, sino que le damos unas instrucciones diferentes para su
lectura. Por ejemplo, se ha demostrado que los hijos de padres que sufrieron
hambruna o estrés tienen más riesgo de padecer obesidad, diabetes o depresión.
La epigenética reinterpreta los conceptos clásicos y
reconoce nuevos mecanismos a través de los cuales la información contenida en
el ADN de cada individuo es traducida y transmitida. Se está descifrando un
nuevo lenguaje del genoma, al tiempo que debe introducirse la noción de que
nuestras propias experiencias pueden marcar nuestro material genético de una
forma hasta hace poco
desconocida, y que estas «marcas» pueden ser transmitidas a
generaciones futuras.
La epigenética es una ciencia muy joven y todavía hay mucho
por descubrir. Pero ya nos está enseñando que no somos solo lo que está escrito
en nuestros genes desde la concepción, sino que también somos lo que vivimos y
lo que nos rodea. Y que tenemos la capacidad de influir en nuestra propia
biología y en la de nuestros descendientes.